No sé cómo pasó, pero pasó… era miércoles en la tarde, había decidido ir a visitarlo, la visita se convirtió en plática, la plática en abrazos con risas y con ellos llegó la noche… con la noche, se hicieron más intensos esos abrazos, con ellos surgió el acercamiento un poco más próximo de lo que el status lo permitía, el acercamiento en besos, cada vez más dulces, suaves e intensos… buena oportunidad para perder el control de la manera más exquisita existente.

El roce de sus dedos con mi piel, aunado al acolchado del sofá daba la sensación ficticia de estar sentada en la hierba fresca con el calor del sol, un escalofrío en toda mi dermis se hace sentir seguido de ello. Cada beso en mi boca y piel era ambrosía de dioses, dulce como la miel pero a la vez ácido como el limón que con su singular sabor hace agua la boca… reteniendo las palabras para el final, palabras que son innecesarias pues el instinto cobra más fuerza aquí... no pienso, simplemente me dejo llevar, puedo sentir que nos alimentamos el uno del otro.

Con cada lento movimiento de las manecillas del reloj, hay menos que cubrir, se exponen los perfectos y desperfectos sin importar lo que esté a la vista, el tamboreo de mi pecho se hace más fuerte de lo normal; tanto, que tengo la sensación de que en cualquier momento estallará. Cuesta respirar con normalidad; hay más sensaciones indescriptibles con cada caricia, con cada inhalación, con cada beso. Las palabras que salen de la boca son mudas, los ojos lo dicen todo, se puede interpretar con un susurro lo que se quiere decir con mil palabras.

Humedad, movimiento, sensualidad, cansancio, largos minutos y abrazos como enredaderas se hacen presentes. Es más que la unión física de dos elementos, es más que la estimulación que produce el roce de sus dedos con mi piel, de la unión de sus labios con los míos… hay algo más poderoso que rige todo eso, que me hace demostrar y dar confianza, creerme lo mejor del universo sólo porque estoy con él, que hace que mi alma y la suya estén en sintonía. Creo que eso es amor, estoy segura de ello.

Y sigue ese éxtasis incluso hasta cuando lo físico termina, dejando una sensación infinita de paz, sintiendo que floto en las nubes, tengo la sensación que mi cuerpo está más liviano que una pluma; casi como una partícula de aire. Reposo en su pecho dejándome caer, él juega y retuerce suavemente mi cabello, acercando su rostro hacia este; aunque no puedo verlo, mi intuición me ha dicho que ha olido el aroma que proviene de mis negras hebras.

Pongo mi cabeza en la almohada reflejándome en sus ojos, mis cabellos oscuros están sueltos y en desorden, mis grandes ojos oscuros lo miran fijamente; se asoman palabras suaves y sublimes que me roban una sonrisa del rostro, yo se las repito a él con suavidad y firmeza… luego me regocijo en su hombro, él me abraza con fuerza manteniéndome cerca de la vez que acaricia mi cabellera y mi espalda. Me siento feliz, estoy respirando su mismo aire, jugando con su blanca tez hasta quedar sumergida en el océano del más dulce sueño.

2 han dejado sus palabras:

Alejandro Pravia said...

O.o...

Bien narrado...
Dios te bendiga xD

Nale said...

UUUUUUyyyyy eso debio haber estado de un rico espectacular....

Excelente escrito...
Saludos cuaimisticos...